viernes, 22 de agosto de 2014

La Revolución educativa: ¿Qué estamos haciendo mal?

Durante este año, me he involucrado en un proyecto personal, en el cual no dimencionaba la 
magnitud de lo que implicaba (becar niños de la Sierra Madre de Chiapas e incluirlos educativamente en una Institución privada de educación básica en Monterrey), de la revolución y reformación constante que se han tratado de hacer en múltiples intentos y de la relación tan estrecha con el área de la salud.

Alumno de telesecundaria en el cierre del ciclo escolar
Analizando el panorama, la primera pregunta que nos viene a la mente es: ¿Qué estamos haciendo mal?
1. Se crearon escuelas de maestro único, enviando al medio rural los más jóvenes e inexpertos.
2. El mecanismo de evaluación es masificado entre los estudiantes (se evalúa de igual manera al estudiante de la comunidad rural que al estudiante de la ciudad), sin tomar en cuenta las culturas regionales y las teorías modernas de evaluar por aptitudes para INDIVIDUALIZAR el proceso y así encontrarle a cada quien su desarrollo vocacional congruente con su capacidad y formación. 

La educación es la llave maestra que abre las puertas del desarrollo económico, las multiplica, fomenta el trabajo, evita la impunidad, propicia la fortaleza cultural y a través de la ciencia, que transforma el medio ambiente, resolviendo así problemas tan complejos como el de la pobreza ligada a la ignorancia y el de la violencia e inseguridad ligada a la desesperación y a la falta de valores morales ante la ausencia de un marco ético, que aproveche el acelerado desarrollo científico y tecnológico de la época.


Sin embargo, transformar un sistema tan grande, con una organización y prácticas burocráticas no orientadas plenamente al aprendizaje, con enormes desigualdades en la distribución de insumos y de los resultados educativos, exige tiempo, uso innovador del conocimiento y nuevas capacidades de decisión y de gestión a fin de que todas las acciones confluyan en el mejoramiento de la calidad con equidad en todos los tipos y niveles educativos.

Las desigualdades educativas son un reflejo de las desiguales condiciones sociales, culturales y económicas de los distintos grupos poblacionales.
ONG de arquitectos "UNOA1" con profesores de preparatoria
de una comunidad en la Sierra Madre de Chiapas.
La rigidez y autoritarismo del sistema educativo hace que estemos produciendo empleados que siempre esperan que se les diga lo que tienen que hacer. Necesitamos emprendedores imaginativos. Cualquier medida que introduzca flexibilidad al sistema, lo mejorará y lo hará más productivo, porque evitará la deserción y reducirá el número de excluidos.

Los pobres
Somos una sociedad racista y por eso no vemos ni a los pobres ni a los adolescentes. 

Es más, a los indígenas que son una parte importante de los pobres, los educan por separado, de forma muy parecida a como se trataba a los negros en Estados Unidos durante el sigle XIX y poco más de la mitad del XX.
Telesecundaria de una comunidad rural de la Sierra.

Los bienes siempre se han distribuido de arriba hacia abajo, desde los más ricos hasta los más pobres. Por ejemplo, en México se han creado varios programas para pobres, para los más desfavorecidos de la población:
-Educación telesecundaria. Opción de un profesor por grado para que pueda darse en regiones alejadas (no están capacitados para impartir múltiples asignaturas. Los procesos de evaluación no son individualizados). Y esto es sólo el inicio de la cadena de problemas...

El rezago educativo se encuentra en los sectores más pobres de nuestra población: los indígenas, los campesinos de autoconsumo, los miembros del programa Oportunidades (con la beca se logra que los niños vayan a la escuela, pero no se educa a los padres), los habitantes de las zonas marginadas en las ciudades. En otras palabras, rezago y pobreza están íntimamente vinculados. Combatir el rezago es combatir la pobreza.

Por otro lado, el problema de los jóvenes sin atención es muy grave. En grandes números, atendemos en algún tipo de bachillerato, más o menos a la mitad de la población de la edad 16-18 años. Y de los que entran, como la mitad no terminan. Ósea, que uno de cuatro jóvenes tendrá la oportunidad de ir a la universidad. Y ¿qué le pasará a los otros tres? Nada. No sabrán hacer nada. Serán mandaderos, caerán en adicciones o embarazos tempranos, se unirán al crimen organizado...

¿Por qué tenemos esta catástrofe?
La respuesta convencional, porque tiene mucho de cierta, es que las personas no estudian o no terminan los ciclos por razones económicas. Los padres no tienen dinero para mandarlos a la escuela. Siempre he creído que este argumento es una manera que tienen las autoridades educativas de disculpar su ineficiencia: “si los alumnos no pueden llegar, yo no puedo hacer nada”. Sin duda la pobreza es el factor más importante que explica las exclusiones en educación.


Aunque se vea colosal el reto, debemos inducir cambios en la cultura educativa de nuestro país para sobrevivir.

Si no existe un programa de inclusión educativa en las instituciones privadas, se creará. Si no hay sinergias entre colegios privados y escuelas públicas, se crearán. Si no existe colaboración entre los distintos sectores de educación del estado, se deben priorizar. Si no invertimos en personas que quieran salir adelante, si no les proporcionamos las herramientas para trascender en la vida, no estamos haciendo nada. ¡Por una vida con propósito!

Soñador de un futuro mejor.
"De grande también me gustaría ser doctor"
"The greatest good you can do for another is not just to share your riches but to reveal to him his own". -Benjamin Disraeli

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